«Nos amenazan a todos»_13-1-2008

14 enero, 2008

Noticia publicada en el diario «ElCorreo» del 13 de enero de 2008

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«NOS AMENAZAN A TODOS»

Militantes de PSE, PP y PNV describen sus sensaciones ante el aumento de los ataques a las sedes de los partidos y el aviso directo que ETA ha lanzado a los afiliados socialistas.

«No quiero que mi nombre aparezca en el periódico. Y mucho menos que me saquen fotos. Cuantas menos facilidades les demos, mejor. Yo te cuento lo que quieras saber, pero nada de nombres. Aquí nos conocemos todos y, ahora mismo, me espero cualquier cosa». La declaración, pronunciada con una mezcla de inquietud y resignación por un veterano militante socialista de Guipúzcoa, evidencia el malestar que se ha extendido entre muchos de los afiliados a este partido en las últimas semanas.

Incidentes como los de ayer en Andoain -el municipio guipuzcoano apareció lleno de pintadas contra los ediles del PSE-, el atentado a la casa del pueblo de Balmaseda o las amenazas directas vertidas contra las bases de este partido en una entrevista a ETA en ‘Gara’ han elevado la preocupación entre la militancia. Un temor que no es exclusivo de los ciudadanos que apoyan a la formación de Patxi López. Son sensaciones que se han repetido a lo largo de las últimas décadas entre otros colectivos. Es el miedo que padecen ciertos sectores a que se les identifique con unas siglas. «Nadie se avergüenza de su pertenencia, pero el miedo es personal. Todos sabemos lo fácil que es señalar en los pueblos», explica un militante del PNV de Oiartzun.

El acoso, los sabotajes y las coacciones no son «nada nuevo» para los simpatizantes del PSE. Como tampoco para los militantes del PP. Llevan años en el punto de mira. En esta lista de ‘agraviados’ también está el PNV, con un importante número de ataques a sus batzokis.

La primera reacción de las bases ante esta nueva oleada de coacciones es la prudencia. «Con mucho que perder y nada que ganar», la mayoría de los afiliados opta por «protegerse» en el anonimato. Pero no todo son silencios. Desde las entrañas de los partidos surgen simples ciudadanos sin miedo a ser identificados con las ideas que defienden y decididos a advertir a ETA de que no se van a dejar amedrentar. Es el caso de Ignacio López Casamayor, Mari Carmen Sánchez e Iván Larraza, del PSE, PP y PNV, respectivamente.

IGNACIO LÓPEZ CASAMAYOR. Militante del PSE de Balmaseda
«Se nos persigue por las ideas»

A sus 90 años, Ignacio López Casamayor, histórico militante socialista de Balmaseda, no tiene miedo «de nada»: luchó en la Guerra Civil del lado republicano, resultó herido tres veces -una bala le atravesó los dos brazos- y terminó la contienda encerrado entre rejas. Estuvo 36 meses en prisión por «defender» sus «ideas» y ahora, más de medio siglo después de su paso por la cárcel, Casamayor no puede ocultar un gesto de indignación cuando le recuerdan las amenazas etarras a las bases del PSOE. «Es vergonzoso. Yo he luchado toda mi vida por la libertad y la democracia. Y me cuesta concebir que todavía hoy se nos persiga por nuestras ideas», reprocha.

Este veterano militante -se afilió en 1933- se siente, «de momento», a salvo de ataques personales. Durante la guerra compartió calabozo con muchos de los padres de los actuales dirigentes de la izquierda abertzale en la localidad vizcaína. Unos meses de «sufrimiento compartido» que, en su opinión, le permiten gozar de cierta tranquilidad vetada para sus compañeros de militancia. Sobre todo, después del atentado de ETA en Nochebuena contra la sede que él mismo adquirió para el partido hace 30 años. «Más que nada hay rabia. Algunos también tienen miedo. Y es normal. Hay compañeros a los que han intentado agredir y que sufren amenazas telefónicas».

MIKEL URRECHU. Militante del PP de Llodio
«ETA quiere extender el pánico»

Detrás de las últimas amenazas lanzadas por la organización terrorista y de los últimos ataques de violencia callejera contra las sedes de los partidos se encuentra la «debilidad de ETA». Este es el análisis que realiza Mikel Urrechu, militante popular de 55 años de Llodio, que fue concejal de la localidad alavesa hasta hace dos años. En su opinión, las últimas intimidaciones hacia los afiliados socialistas presagian la intención de la banda armada de dar un «salto de nivel en su escalada de violencia».

Su experiencia le dice que los últimos acontecimientos indican que ETA está «decidida» a recuperar para la sociedad «el miedo» que reinaba en Euskadi «hace 30 años», cuando existía un «pánico terrible» a ser tildado de «chivato». Y es que aquello, aunque sólo significaba ser un defensor de los «valores democráticos», se convertía en la práctica en una «sentencia de muerte». «Es terrible. Nos amenazan a todos. Los militantes no tienen ningún tipo de protección comparado con los cargos públicos», apunta Urrechu.

BONIFACIO CISNEROS. Sec. gral. del PSE de Mungia
«No te puedes quedar en casa»

Las amenazas de ETA no se reciben de la misma forma en la sede socialista de Balmaseda o de Andoain que en la casa del pueblo de Mungia. Bonifacio Cisneros puede dar cuenta de ello. Este palentino de 63 años lleva casi dos décadas como concejal del PSE en esta «tranquila» localidad vizcaína y reconoce que, después de tantos años, le cuesta concebir que él o la veintena de afiliados de Mungia puedan ser objetivo de los terroristas. «A veces le das vueltas a la cabeza y piensas que, como al resto, también te puede pasar a ti. Pero no puedes quedarte en casa por eso. Además, yo siempre he tenido una buena relación con todo el pueblo, incluida la izquierda abertzale, y me parece casi imposible que un atentado como el de Balmaseda pudiese ocurrir aquí», apunta Cisneros.

MARI CARMEN SÁNCHEZ. Afiliada del PP de Bilbao
«Yo no me escondo, no tengo miedo»

Mari Carmen Sánchez recuerda perfectamente el momento en el que perdió el miedo a «expresarse en libertad». Fue el 13 de julio de 1997. ETA había asesinado un día antes a Miguel Ángel Blanco y varios cientos de personas se concentraban frente a la sede de HB en Bilbao. En la retina de Mari Carmen quedó grabada la imagen de uno de los ertzainas que protegía el local y que se despojó del verduguillo para unirse a la multitud que gritaba porque no podía creerse «la atrocidad» del asesinato del concejal de Ermua. «Aquel día yo también me quité la capucha.Y ahora doy mi cara y mi nombre. Tomo mis prevenciones, no soy tonta, porque los héroes los hacen ellos. Pero no me escondo porque no tengo miedo», recalca esta militante popular.

Sánchez, de 49 años, se afilió al PP en 2004. Hasta ese año había militado en el PSOE. Pero cambió de siglas poco después de que Zapatero ganase las elecciones. «Me siento española y pensaba que encajo mejor en este proyecto», explica. Desde entonces, esta vigilante de OTA en excedencia se ha convertido en una militante activa, hasta el punto de que llegó a ir en octavo lugar en las listas de su partido para el Ayuntamiento de Bilbao. No salió elegida. Pero, como en muchos otros casos, su simple implicación con el partido le ha convertido en blanco de los radicales.

Hace sólo unos días, por ejemplo, participó en un debate de televisión local y tuvo que soportar los malos modos de un espectador. «Me dijo que era amiga de los torturadores y que un día de estos igual se le hinchaba la vena». En todo caso, pese a la «brutal radicalización» que ha experimentado el entorno de la izquierda abertzale desde la ruptura de la tregua, Sánchez no tiene intención de apartarse, ni de «alimentar el miedo» que ETA propaga. Por mucho que su hijo pequeño le aconseje lo contrario.

IVÁN LARRAZA. Militante del PNV de San Sebastián
«Las amenazas me producen hastío»

Como en el caso de las casas del pueblo, no es lo mismo ser militante del PNV en el barrio donostiarra de Gros que serlo en Oiar-tzun. Iván Larraza lo tiene muy claro. Este joven guipuzcoano de 20 años sólo lleva dos como afiliado nacionalista. En su batzoki de la capital, más allá de las «habituales» pintadas o las pegadas de carteles, no sufren el acoso que «se puede respirar» en otras sedes de la provincia. Sin embargo, esta «relativa» ausencia de problemas no le impide mostrar su «más absoluto desprecio» por los ataques y las amenazas terroristas.

En este sentido, no oculta su «indignación» por el último mensaje de ETA, ya que a su juicio supone un «retorno» a los tiempos «más oscuros». «Yo no viví aquella época, pero lo que estoy viendo ahora me produce todavía más indignación y hastío del que ya sentía», comenta. Larraza piensa que, en los últimos años, uno de los aspectos en los que más ha mejorado el PNV como partido ha sido precisamente en la «diferenciación» respecto a los ideales de ETA. Pese a los avances, este joven estudiante de empresariales considera imprescindible que su partido «siga transmitiendo» a la sociedad que no comparte «ni los medios ni los fines» de la organización terrorista y sí su solidaridad con las víctimas.

-¿Pero qué haría si estuviese en la piel de alguien directamente amenazado?

-No lo sé. Dudo mucho que pudiese aguantarlo.